jueves, 17 de marzo de 2022

Karma

 Las ruinas eran lo único que quedaba. La guerra terrible había terminado, con sus bombas, disparos y muertos desnudos y decrépitos, ensangrentados y purulentos. La guerra  había sido infructuosa. La guerra había sido llana y lenta y destructiva.

El niño se coló entre las ruinas jugando a disparar con las manos. Los niños nunca sabemos lo que es  la guerra, los niños sabemos lo que es el miedo. Los proyectiles que caen nos asustan con su ruido. Lloramos. Perdemos. Nunca nos rendimos. 

Quedamos pocos de la ciudad eterna, de la ciudad mágica, de cualquier ciudad o país en guerra del mundo y pedimos paz y juegos. La comida no importa, ni siquiera importa la soledad que nos dejaron. En el futuro nosotros seremos los dueños de cada trozo del terrirtorio de los invasores, no como venganza, sino por justicia.


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