Bajó las escaleras a la derecha. El castillo rosa y enorme. parecía querer tragárselo. Y no había nadie, solo escaleras y más escaleras y bibliotecas y salas de estudio. Se preguntó quién y cuándo lo habrían abandonado , pues lucía polvoriento y como si todos los que estuvieron dentro lo hubiesen dejado todo de pronto, todas sus tareas. En las cocinas encontró comida, alguna en buen estado, lo cual le indicó que no hace mucho que se habían marchado. Los libros yacían en los atriles y sobre las mesas. Recorrió el castillo durante horas y no consiguió verlo entero, pues había más bajadas y subidas, calculó tres pisos. Cuando quiso salir se dio cuenta de que se había perdido.
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